El Global NCAP enfrentó en una prueba al utilitario que se produce en Palomar desde hace 25 años y a su equivalente europea, la Rifter. Los resultados quedaron a la vista y evidenciaron las amplias diferencias.
El organismo internacional se propuso demostrar el doble estándar con el que algunas automotrices operan en América Latina, ofreciendo productos con un bajo nivel de seguridad frente a sus equivalentes europeos o incluso dentro de la misma región. Es por eso que decidieron hacer un crash test comparativo entre la Partner Patagónica argentina y la Rifter europea.
El Global NCAP adquirió de forma anónima una Partner Patagónica en Argentina y una Rifter en Chile, que fueron llevadas al centro de pruebas de ADAC (el Automóvil Club Alemán). Allí se realizó un comparativo Car2Car simulando uno de los accidentes más comunes en la vía pública, un choque frontal con un solapamiento del 50%, es decir, impactando la mitad del frente del otro vehículo.
El comportamiento estructural y las diferencias entre ambos quedaron expuestas y eran esperables. La Partner argentina lleva 25 años en producción y solo cuenta con airbags frontales y Control de Estabilidad. La Rifter, en cambio, está en su tercera generación, presenta 6 bolsas de aire y ESP.
Los resultados fueron diferentes y confirmaron lo que se sospechaba: la Partner argentina solo recibió cero estrellas y la Rifter consiguió cuatro estrellas.
Alejandro Furas, Secretario General de Latin NCAP y Global NCAP, señaló: “Este resultado alarmante de un vehículo desarrollado hace más de 25 años y que aún se vende como nuevo en Argentina, cuestiona el liderazgo de Peugeot en materia de seguridad vehicular a nivel mundial. En un momento en que los estándares corporativos globales tienen como objetivo invertir en negocios donde se respetan los derechos humanos, es hora de que los socios de Stellantis consideren un escenario similar ya que los derechos humanos en términos de seguridad vehicular no están siendo respetados. Esperamos que esta prueba sea un llamado de atención para los consumidores, las autoridades y los fabricantes de vehículos. Todos los consumidores, sin importar en dónde vivan o cuanto paguen, tienen derecho a recibir el mismo estándar de seguridad en los vehículos. Esta brecha de seguridad ya no debería existir. Hacemos un llamado a Stellantis y a otros fabricantes para que dejen de usar estrategias de doble estándar en el mundo”.

