Fiat, una marca de Stellantis, acompañó a la apertura al público del Museo del Fitito, un espacio conmemorativo que honra a las más de 297 mil unidades producidas en la antigua fábrica de Fiat en la localidad de Caseros y que cuenta con imágenes de la planta, cartas, documentos y distintas versiones del vehículo que movilizó a más de una generación de argentinos. Está inauguración se complementó con una caravana de cientos de Fiat 600 que comenzó en el autódromo de Buenos Aires hasta el playón municipal de 3 de Febrero.
Martin Zuppi, presidente de Fiat en la Argentina, expresó: “Quiero agradecer el trabajo y dedicación de todos los amantes del Fiat 600 que hoy no sólo representa un hito en la industria automotriz argentina, sino que también dejó una huella imborrable con la creación de este museo que preservará su legado”.
El Fiat 600, no solo representó un hito en la industria automotriz argentina, sino qué también dejó una huella imborrable en el país durante más de dos décadas. Este pequeño automóvil de origen nacional, lanzado en 1960, rápidamente se transformó en un fenómeno de ventas y dejó un legado perdurable en la memoria colectiva de los argentinos, incluso después de su último día de producción en 1982.
Durante la década de 1970, el Fiat 600 fue el auto más vendido de su categoría y durante algunos años el de mayor venta en el país. En 1976 alcanzó el récord de 250.000 unidades fabricadas y vendidas, que lo convirtieron en el modelo de mayor producción hasta ese momento de la industria automotriz argentina.
Con casi 7 años de producción, la versión “R” fue la más longeva del 600. En julio de 1977 cedió su lugar al 600 “S”. La principal novedad que introdujo esta serie fue el motor 100 R7.038, derivado del Fiat 133, modelo lanzado al mercado ese mismo año. La nueva planta motriz, de 843 cc, tenía la particularidad del giro del cigüeñal en sentido contrario a las agujas del reloj.
Exteriormente, el nuevo 600 se diferenciaba por los nuevos paragolpes de sección “U” con uñas de goma y sin defensas. Fueron eliminadas todas las ornamentaciones cromadas y el escudo frontal modificó su color por negro con dos filetes cromados centrales flanqueando el logo “Fiat”.
A partir de 1980, la empresa SEVEL pasó a representar a la marca Fiat en el país. Bajo su control, el Fiat 600 recibió en 1981 las últimas modificaciones. Los aros de ópticas, tanto delanteras como traseras, fueron remplazados por unos de plástico en terminación negro satinado. Un criterio similar se aplicó para el escudo del panel frontal.
Con los cambios introducidos en el mercado local a partir de la Ley de Reconversión Automotriz, se hizo evidente que el Fiat 600 había cumplido su ciclo. Su producción se extendió hasta el 9 de abril de 1982, cuando se produjo la última unidad que llevó el número 294.197.
En un hecho inédito para la industria automotriz nacional, recientemente fue inaugurado un museo donde se preserva su historia y la de la propia fábrica que lo vio nacer.