¿Por qué para muchos compradores resultan atractivos los automóviles con estética deportiva? Desde la antropología hasta el “tuning” esta pregunta tiene respuestas.
¿Cuáles son los motivos que nos llevan a comprar un auto? ¿Qué tenemos en cuenta al hacerlo? ¿Sobre qué bases tomamos la decisión de comprarlo? Las respuestas a estas preguntas sirven para comprender el proceso que los consumidores realizan para elegir y adquirir un vehículo.
En general, las claves sobre por qué compramos un auto, la segunda inversión más importante después de la casa para la mayoría de las personas, pasan por el recambio debido a la antigüedad de la unidad, ya sea por un 0km o usado con menos kilometraje (55%); por aspectos tecnológicos, de seguridad, confort, espacio, bajo consumo (20%), mientras que entre un 10% y un 15% lo reemplaza por cambios en la vida familiar o laboral.
Más allá de estas consideraciones generales, muchos compradores se sienten atraídos por un tipo de vehículo en particular. Y eso va, por ejemplo, desde costosos autos de lujo hasta las versiones con “look” deportivo o estética personalizada de los modelos más populares, como el caso, por ejemplo, de las versiones RS de vehículos Chevrolet.
¿Por qué los compradores buscan este tipo de vehículos? Las razones son varias, pero salvando las distancias entre unos y otros, un motivo es común: la posibilidad de personalización y la exclusividad de poseer un vehículo único son aspectos atractivos en los autos. Estos vehículos permiten expresar la personalidad y el gusto del propietario, así como disfrutar de algo verdaderamente especial (https://rb.gy/5nrf9l).
Es más, según la antropóloga Trina Milán, “el desarrollo de la economía ha basado en el automóvil una parte importante del motor económico occidental. Las grandes marcas han sido también íconos de representación cultural y todos sabemos que los autos se compran, no solo por lo que pueden hacer como producto, sino por lo que significan como signo de identidad personal y social. El auto representa el posicionamiento social y personal para quien lo compra”. (https://rb.gy/j5qs1b)
“La compra de vehículos con estética personalizada es mayormente por una cuestión de autoestima. Es decir, no para usufructuar las capacidades reales del auto, ya sea alta performance en el asfalto o el off-road, sino para usufructuar lo que proyectan en los demás, mediante la asociación con determinado estilo de vida. Por eso proliferan tantos modelos con “look” deportivo y por eso el diseño rústico y cuadrado en los SUV; porque lo que importa es la apariencia”, afirma el periodista especializado Renato Tarditti.
La fiebre del tuning
Los actuales vehículos personalizados como ediciones especiales de fábrica, son descendientes directos del “tuning”, un fenómeno cultural que nació en los años ’60 y ’70, que impulsaba a muchos propietarios a diferenciarse modificando sus autos para asimilarlos a los vehículos de competición y reflejar la aspiración de contar con un vehículo de alta performance. Hoy, buena parte de los llamados accesorios “after market” apuntan a lo mismo: tener un auto diferente al de los demás.
La moda del tuning llegó también rápidamente a los fabricantes. Aquí en la Argentina a fines de los ’60 y principios de los ’70, sin ir más lejos, General Motors presentó versiones picantes de sus modelos 400, como el SS (Super Sport) y RS (Rally Sport), y la famosa coupé Chevy Serie II diseñada y desarrollada en la planta de San Martín.
Todo este legado de personalización de fábrica de Chevrolet se mantiene hoy en las versiones RS (sigla que rememora la identificación Rally Sport de antaño) en los principales modelos que fabrica o comercializa en la región, tales los casos del hatchback Onix RS, lanzado en 2021, el SUV Equinox RS (2022) y el reciente SUV Tracker RS (2024), en donde la mecánica del vehículo no se modifica, pero la estética del vehículo hace la diferencia para aquellos que buscan un vehículo con un aspecto más deportivo y personalizado.