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    Cómo incide la reducción de velocidades en la seguridad vial

    Las máximas en Acceso Oeste bajaron de 130 km/h a 110 km/h y CESVI ARGENTINA analizó su incidencia real para prevenir siniestros.

    Desde el 1° de noviembre, un tramo del Acceso Oeste redujo la velocidad máxima, de 130 km/h a 110 km/h. La medida dispuesta por Vialidad Nacional abarca desde el acceso a la Ciudad de Buenos Aires hasta el Partido de Luján, y tiene como objetivo la reducción de los siniestros de tránsito.

    Ante esta noticia se impone la pregunta: ¿Cuánto aporta a la seguridad vehicular reducir la velocidad máxima en 20 kilómetros? Desde el Centro de Experimentación y Seguridad Vial afirman que para detener el auto a 0 cuando circulamos a 130 km/h se necesitan unos 94 metros, mientras que a 110 km/h precisamos 65 metros. Además, en caso de que se produzca un siniestro, con menor velocidad habrá menos energía cinética para disipar.

    Los impactos de alta velocidad son muy difíciles de evaluar respecto a sus consecuencias, pero está claro que es difícil que la estructura del vehículo soporte un choque de 130 km/h sin sufrir graves consecuencias.Si tomamos un ejemplo popular, recordamos el choque fatal del cantante Rodrigo Bueno, el 24 de junio del 2000, cuando impactó contra el New Jersey de cemento de la Autopista La Plata a la mencionada velocidad. Todos recordarán cuál fue el final.

    Contra todo riesgo

    Circular a 130 km/h, además, genera un riesgo a la hora de la detención en los peajes y la convivencia con otros vehículos como los camiones que vienen entre 80 y 90 km/h. Hace un tiempo, un equipo técnico de CESVI, realizó un análisis comparativo de velocidades para obtener datos precisos sobre ahorro de combustible, tiempos y riesgos de choque.

    El estudio se llevó a cabo con vehículos idénticos, en la misma autopista, para completar un trayecto de 200 kilómetros a distintas velocidades. Allí se concluyó que circulando a 130 km/h se ahorran tan sólo 8 minutos e implica aumentar la posibilidad de choque en un 33% respecto al auto que viajaba a 110 km/h. El riesgo se presenta al incrementar la cantidad de frenadas bruscas y la generación de maniobras más exigentes y peligrosas para intentar sostener esa velocidad.

    Gustavo Brambati, Subgerente de Seguridad Vial de CESVI ARGENTINA, señaló: “Está claro que las altas velocidades tienen una implicancia muy grande en los siniestros de tránsito graves. Para que un choque se convierta en fatal no necesitamos velocidades extremas como 180 km/h. En caso de sufrir una colisión, por cada incremento de 40% de velocidad le energía se duplica, así como también las consecuencias en cuanto a la destrucción generada. Por otra parte, las posibilidades de generar una maniobra efectiva se ven reducidas en el momento de la reacción del conductor”.

    El directivo agregó que “en muchas de nuestras investigaciones en siniestros de tránsito, producto de la velocidad, los conductores involucrados no llegan ni siquiera a accionar el pedal del freno”.

    La reducción de la velocidad máxima aporta a la seguridad vial, baja los riesgos de siniestros, disminuye el consumo de combustible y hace su aporte a la reducción de emisiones contaminantes. Un cambio que puede resultar favorable para todos.

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