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    Conducción con lluvia: el efecto aquaplaning

    Manejar con el suelo mojado implica riesgos porque la adherencia se ve seriamente perjudicada. En esta nota te contamos los peligros que se presentan y algunas recomendaciones para mantener una conducción segura.

    La lluvia es una de las condiciones climáticas más adversas para cuando estamos manejando. Compromete la maniobrabilidad del vehículo y el contacto con el suelo. En estas situaciones suele producirse el efecto acquaplaning, pero para prevenirlo o contrarrestarlo primero debemos saber de qué se trata.

    El aquaplaning es la pérdida de contacto del neumático con el suelo por la existencia de una capa de agua, que en algunos casos puede provocar la pérdida de control del vehículo.

    Cuando un vehículo circula a alta velocidad sobre una superficie con agua, la banda de rodamiento golpea, produciendo compresión de la misma. Surge entonces el concepto de presión hidrodinámica: cuando la presión del agua es superior a la presión del neumático sobre el suelo, el neumático ya no puede empujar o drenar el agua y pierde el contacto.

    ¿Cómo reaccionar en caso de atravesar una situación de aquaplaning?

    1.     Mantener el volante firme si se transita en una recta

    2.     En una curva nunca doblar bruscamente

    3.     Soltar levemente el acelerador

    4.     No frenar desesperadamente

    ¿Qué tener en cuenta para prevenirlo?

    Hay tres factores que pueden incidir de manera directa en la conducción en días lluviosos y que son fácilmente controlables:

    Controlar la velocidad. Hay que adaptar siempre la conducción a la cantidad de agua en el suelo, por eso es primordial reducir la velocidad en función de la intensidad de la lluvia.

    Chequear el desgaste de los neumáticos. Si están desgastados y con poca profundidad de escultura, no se tendrán reservorios suficientes donde alojar el agua y/o canales profundos que puedan expulsarla y, por consiguiente, será difícil hacerle frente a la aparición del efecto de aquaplaning.

    Por eso es importante un chequeo periódico de los neumáticos en búsqueda de signos de desgaste desparejo, poca profundidad del dibujo de la banda de rodamiento o banda gastada más allá de los niveles de profundidad recomendados (que, en caso de estar por debajo de 1,6 mm, confirmaría el final de la vida útil y hay que proceder a cambiar el neumático inmediatamente).

    Comprobar periódicamente la presión. Es necesario chequearla cada 15 días aproximadamente porque de ello depende el desempeño del vehículo. La presión recomendada está definida según los parámetros del vehículo, tales como: carga, tipo de tracción, dinámica, entre otras, y de acuerdo con las especificaciones del fabricante del auto.

    La presión de inflado del neumático es inversamente proporcional a la velocidad de aparición del aquaplaning, o sea que, con una presión por debajo de lo indicado por el fabricante del vehículo, el déficit de adherencia causado por el aquaplaning comenzará a ocurrir a velocidades menores de las que ocurriría si tuviera una correcta calibración de presión de inflado.

    Una presión de inflado inferior a la requerida compromete el manejo no solo en suelo mojado, sino también en seco. En contrapartida, una presión por encima de lo recomendado, la seguridad del vehículo puede verse impactada, ya que el área de contacto con el suelo disminuye, reduciendo la adherencia del neumático.

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