El proyecto se llama HELENA y su investigación se concentra en el CIC energiGUNE, centro de investigación vasco referente en almacenamiento y conversión de energía electro química y térmica.
“Estos avances representan un paso significativo hacia el desarrollo de baterías de estado sólido más seguras, eficientes y sostenibles que serán especialmente aptas para aplicaciones en aviación eléctrica, así como en vehículos eléctricos, lo que nos coloca a las puertas de una pequeña revolución en el ámbito del almacenamiento de energía”, dijo Pedro López-Aranguren, Investigador Principal del Proyecto HELENA, la batería de estado sólido que puede revolucionarlo todo.
CIC energiGUNE, centro de investigación vasco referente en almacenamiento y conversión de energía electro química y térmica, y tecnologías del hidrógeno, consiguió ensamblar las primeras celdas completas para baterías de estado sólido con electrolito de haluro, que se perfilan como pieza clave para el desarrollo de la movilidad eléctrica, según informa en su propio sitio web.
Este logro se enmarca en el proyecto europeo HELENA, liderado por el centro vasco y financiado por la Unión Europea a través del programa Horizonte Europa.
A diferencia de las actuales baterías de iones de litio, las de estado sólido cuentan con una capacidad energética más grande, así como con tiempos de recarga más rápidos. En la actualidad, la mayoría de los coches eléctricos ofrecen unos rangos de autonomía de entre 300 y 400 kilómetros.
En el detalle que plantea el sitio Autobild.es, las baterías en estado sólido están compuestas por muchas celdas, en cuyo interior hay muchas pilas compuestas por un cátodo y un ánodo que están en un electrolito pero, a diferencia de las baterías de iones de litio, el electrolito no es líquido, sino que está en estado sólido.
Entre otras cosas, esto evita que se formen dendritas, que es lo que reduce el rendimiento de las baterías con el paso del tiempo. El electrolito líquido se suele ir solidificando, lo que puede producir un sobrecalentamiento y, a veces, la explosión.
La ventaja más importante es que éstas pueden almacenar hasta casi el triple de energía con respecto a las de iones de litio. Esto se traduce en una mayor autonomía con cada recarga. Además, su capacidad energética no cae con el frío.
Asimismo, son más pequeñas y pesan menos, lo que también beneficia al consumo de batería y al rendimiento del vehículo. Son más seguras ya que, como el electrolito es sólido, no hay riesgo de sobrecalentamiento.
En el caso de las celdas del proyecto HELENA, cuentan con un ánodo de litio metálico, así como con un cátodo de níquel-manganeso-cobalto. Un punto importante: el cobalto es uno de los minerales más escasos, es muy caro y únicamente se encuentra en la República Democrática del Congo.
Por eso, el diseño de la batería HELENA está pensado en que el 90% del cobalto pueda ser reciclado y utilizado en nuevas baterías.
HELENA es el acrónimo de “Halide solid state batteries for ELectric vEhicles aNd Aircraft”, que traducido significa: «Baterías en estado sólido de halogenuros para vehículos eléctricos y aeronaves».